Este Ejercicio del Via Crucis es un acto sin más pretensión que la de acercarse a la parroquia, que es símbolo de la Iglesia misma, en comunidad y en comunión. Y acercarse a la Madre por el Hijo, y al Hijo por la Madre. No sé qué nos pasa a los del Santo Entierro que sentimos a la Patrona como nuestra, de nuestra casa. Será quizás porque vivió varios años en Santa Ana, o porque nos ha acogido en su templo en no pocas ocasiones.
Por eso, aunque echemos en falta a muchos cofrades, aunque no luzcamos todas nuestras banderas y guiones, aunque haga frío y amenace lluvia, aunque sea llenos de humildad y austeridad, con la luz de una vela o de un farol en la mano, y con el corazón puesto en la misericordia del Padre, un año más ha merecido la pena este preludio de la Pasión y de la Pascua.
JM
Fotos: Miguel Ángel Santos (Agencia gráfica Photogenic)
Y muchas gracias a nuestro Vicario General, don Luis Argüello, por acompañarnos. Y, como siempre, muchas gracias a la Parroquia de San Lorenzo, y en especial a su párroco, don Jesús Mateo.
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