domingo, 26 de julio de 2015

Eucaristía y Bendición nueva medalla San Joaquín y Santa Ana

Desde la semana pasada, nuestras queridas Hermanas Bernardas Cistercienses, que también son nuestras Hermanas Cofrades, están celebrando en el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana (que alberga la sede de nuestra Cofradía) el Novenario en honor a sus Santos Patrones.

Hoy, Domingo 26 de Julio, se celebra la Solemnidad de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Santísima Virgen. En este día tan importante las Hermanas nos invitan a la Eucaristía que tendrá lugar esta tarde a las 20h en la Iglesia del Real Monasterio, con la que concluirá la Novena.

Este año tendrá lugar un acto muy especial. Conjuntamente la cofradía y la comunidad han confeccionado unas medallas en las que figuran las imágenes de San Joaquín y Santa Ana que presiden el altar mayor. Antes de finalizar la Santa misa, se procederá a la bendición de la medallas, que posteriormente serán impuestas por el Capellán del monasterio a cada una de las Hermanas y al Presidente de la Cofradía en representación de todos los Hermanos Cofrades. De especial relevancia será la medalla que, tras ser bendecida, se dará a besar a todos los asistentes a la celebración de la Santa Misa.

Este sencillo, pero emotivo acto, supone un gesto de adoración y reconocimiento a la figura, a veces olvidada, de los padres de la Virgen María. Para ello, junto con las Hermanas de la Comunidad, la Junta Directiva ha preparado este acto que tendrá una simbología imporante. Desde el grupo escultórico de San Joaquín y Santa Ana, se desplegarán unas cintas con los colores de la Congregación (blanco y negro) que confluirán, entrelazándose, en un cordón al que se unirá la medalla que se dará a besar a todo el pueblo fiel. El entrelazado de las cintas no significa otra cosa que la unión de la Familia (Joaquín y Ana y la Virgen María), predecesora de la Sagrada Familia (José, María y Jesús).

De esta manera, reconocemos en sincera Acción de Gracias la vida de los Padres de la Santísima Virgen, ya que ellos desempeñan un papel fundamental en la Historia de la Salvación. Fruto de su vida en amor y en unión, nació la que sería la Madre de Dios, al que nosotros veneramos de manera especial en la imagen del Santo Cristo Yacente.




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