martes, 7 de octubre de 2014

Cristo yacente y la Eucaristía. Una reflexión.

No creo que nada ocurra por casualidad. De una u otra manera, la Eucaristía ha estado presente en nuestra Cofradía a largo de su historia. A finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado, un buen grupo de cofrades asistíamos a la celebración del Corpus Christi en el emblemático y cidiano Monasterio Cisterciense de San Pedro de Cardeña (Burgos). Allí, compartíamos la celebración eucarística con los monjes, en la sillería de la iglesia cenobial y, acto seguido, salíamos vestidos con nuestros hábitos y luciendo nuestros guiones, acompañando al Santísimo Sacramento por los hermosos alrededores ajardinados del monasterio.


Procesión del Corpus Christi en San Pedro de Cardeña (1992)

Mucho más recientemente, en los dos últimos años, hemos participado en la procesión del Corpus de Valladolid, con un altar eucarístico presidido por una imagen de San Bernardo de Claraval, cedido por la comunidad cisterciense de San Joaquín y Santa Ana. En esta procesión ya se participaba con una representación de la Junta de Gobierno, pero desde 2013 los altares situados en la puerta de nuestra iglesia muestran nuestra clara vocación por la Eucaristía. La cuidadosa preparación de estos altares, me recuerda también el trabajo minucioso de la preparación del “monumento” para recibir al Santísimo después de la Misa de la Cena del Señor el Jueves Santo en nuestra iglesia: la Sagrada Comunión acompañada siempre por un sencillo y simbólico ornato, y delante el Santo Cristo yacente. Cuánto mimo y preocupación se pone todos los Jueves Santos; incluso cuando surgían problemas y trabas, siempre desde la Cofradía, con el apoyo de la comunidad de religiosas, luchamos por tener al Señor presente, y las miles de personas que lo visitan cada año ese día nos lo agradecen infinitamente.

                          

Altar de la procesión del Corpus Christi (2014)

¿Fue casualidad que nuestra procesión titular que salió por primera vez en 1964 se programara para la noche del Jueves Santo? Cuando los activos cofrades de aquella época idearon una procesión propia, quizás pensaron en otro momento dentro de la Semana Santa vallisoletana, pero finalmente fue en la noche del día más eucarístico del Triduo Pascual cuando esta procesión, que ahora ha cumplido medio siglo, se hizo un hueco en el programa oficial. Y es que cuando Jesús instituyó la Eucaristía en la Última Cena, dijo a los apóstoles: “Tomad, comed, éste es mi cuerpo”. “Este es mi cuerpo” parece que nos repite cuando miramos a Cristo yacente. Un cuerpo muerto y dolorido, machacado y molido, porque sin Pasión y Muerte no hay Resurrección. ¿No es este el Pan Partido?. También les dijo tomando el cáliz: “Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados”. ¿Veis la sangre derramada al mirar a nuestro Santo Cristo?. La sangre de las llagas de los pies, de las manos y del costado, es la sangre del nuevo sacrificio, de la nueva Alianza, para el perdón de nuestros pecados.

Curiosamente, de forma tradicional y sin que se conozca a ciencia cierta el origen de esta costumbre, existen algunos casos en los que la Sagrada Forma se colocaba sobre las imágenes de Cristo Yacente en el día de Jueves Santo. El Yacente de Gregorio Fernández del Convento de San Pablo de nuestra ciudad, por ejemplo, tiene un corte de forma cuadrada en el pecho, junto a la llaga del costado, que a modo de tapa se levantaba por albergar la Sagrada Forma. Otros Yacentes con esta peculiaridad se conservan en el Convento de las Descalzas Reales de Madrid (de Gaspar Becerra en este caso), y en la iglesia de Jesús Nazareno de Valladolid, como bien señala el blog artevalladolid en este post.

                         

Yacente del Convento de San Pablo de Valladolid (artevalladolid)

                          

Yacente de las Descalzas Reales de Madrid, obra de Gaspar Becerra (artevalladolid)

                          

Yacente de la iglesia penitencial de Jesús Nazareno de Valladolid (artevalladolid)

Cuando hace unos meses tuvimos el honor de recibir el premio Corpus Christi 2014 por parte de la Archicofradía del Santísimo Cuerpo de Cristo “Señor del Mundo” y Santo Entierro de Alcantarilla (Murcia), la Junta de Gobierno de la institución murciana basaba el galardón en “al amor mutuo que profesan ambas instituciones hacia el Santísimo Sacramento y la figura de Jesús Yacente en el Santo Entierro”.

                           

Yacente y custodia de Alcantarilla (Murcia)

Los Misterios Pascuales del Señor no pueden dividirse, porque en conjunto conforman nuestra fe. Y ser cofrade es una manera privilegiada de vivirlos en y con la Iglesia y en íntima comunión con Cristo. En esa tarde-noche tan ajetreada del Jueves Santo, no dejemos de visitarlo y acompañarlo. Y, contemplando a este Cristo sufriente, no nos olvidemos de nuestros hermanos más necesitados, haciendo realidad el lema pastoral de este año en nuestra Diócesis: "entramos en la iglesia para adorar y salimos para servir".

J. Mongil

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