sábado, 15 de marzo de 2014

Domingo de luz en el consuelo

Si el encuentro con Dios nos acerca a nuestra verdad, cierto es que encontrarse con Él es sentirse iluminado, es llevar una luz nueva. Experiencia no verificable a los ojos de lo ordinario, pero experiencia cierta.
La ciencia cuando no se comprende con profundidad puede empequeñecer al hombre. No es raro escuchar comentarios de que está científicamente probado que Dios no existe. Bajo ese prisma tampoco existe la belleza, ni la grandeza, ni el amor. Y Dios es Amor. El mundo queda reducido a lo material, a lo tangible, a lo que puedo tocar y a lo que puedo modelar mediante ecuaciones matemáticas.
La realidad es mayor.
El Evangelio nos presenta una escena en la que Jesús se muestra como “mucho más que un hombre”, un hombre transfigurado. Un hombre hecho luz que apunta a la Pascua. Mucho más que la carne que lo conforma. Pero es que somos mucho más que carne y huesos. Y me atrevo a decir que la carne no es lo más importante que poseemos. Todos tenemos algo dentro que es mucho más grande que nuestro envoltorio. Jesús lo mostró a sus discípulos de una forma espectacular, las personas que nos rodean nos lo muestran de una forma mucho más sencilla: con una sonrisa, con una caricia, con una palabra de apoyo y cariño. Y en esos momentos hacemos nuestras las palabras de los discípulos: “Qué bien se está aquí”.
Pensemos en estos días:
Es Cuaresma: Subamos a una montaña alta… Podemos buscarla dentro de nosotros mismos… retirándonos para hacer silencio interior profundo, que nos lleve a encontrarnos con el Padre (fuente de vida, esperanza…)
-Hagámonos propósito de dejarnos “transfigurar”: Jesús es un hombre que se deja transfigurar por Dios en su día a día… Y desde su Palabra sus obras y sus hechos, nos invita a transfigurarnos a nosotros.
-No deseemos hacer una tienda para instalarnos: En nuestras comodidades, en nuestras mediocridades, en nuestros privilegios, en nuestros sueños… Toquemos la realidad. No vivamos al margen de ella, en nuestro “mundo particular”.
-Escuchemos al Hijo predilecto: Él es el único que debemos escuchar y al único que necesitamos escuchar, para llevar una vida plena…Y lo podemos hacer desde el silencio, desde la lectura de la Palabra…, pero también procurando despertar nuestros oídos, nuestros ojos..

Guillermo Camino
Consiliario

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